domingo, 21 de julio de 2013

James Joyce, Lennon-McCartney, el nohombre...

"Avanza, Nohombre de Nolandia (porque ya no seguiré tu oblicuidad a través de la forma inspirada de la tercera persona del singular y a través de los modos y hexitaciones del deponente, pero a ti me dirijo, con el empirativo de mi vindicativo, provocativo y directo), avanza, ven osadamente, alégrame, conmuéveme aunque sea tu mellizo, para reír en tus verdaderos colores antes de que retornes para siempre ¡hasta que yo te dé un rapapolvo! Shem, Hijodeadán, tú me conoces y yo conozco tus estupideces", dice James Joyce en un pasaje de Finnegans Wake y de inmediato el cerebro se dispara en mil conexiones, tratando de buscar todo lo que en tu vida ha sido tan cierto, tan certero, tan directo. "Nohombre", "Nolandia", "ya no seguiré tu oblicuidad", "vindicativo, provocativo y directo", "Hijodeadán", "yo conozco tus estupideces".

Volverlo a leer y fragmentarlo es quizá un intento de entenderlo de la manera clásica en que funciona el raciocinio, de esa forma que, de haber sido respetada estrictamente por Joyce, no hubiera dado lugar a este (y a muchos otros) textos escritos por él.

Esta declaración de inconformidad te estalla extensamente en los ojos, desde la primera frase, y continúa por un meandro de alucinada firmeza para soltarse toda atadura gramatical y con extensión cultural, política y social. Te están diciendo "Nohombre", no eres nada y para probarlo te muestro que tu sigues atado a las reglas del lenguaje y yo no.

Bien, por más que quiero abarcar todos los pensamientos desencadenados por Joyce en mi mente, es imposible, como lo ha sido también no quedarse fijado inicialmente en el "Nohombre-Nolandia" y atisbar, de inmediato, el "Nowhere man" de autoría Lennon-McCartney:

(...)
He's a real nowhere man,
Sitting in his Nowhere Land,
Making all his nowhere plans
for nobody.
(...)
He's as blind as he can be,
just sees what he wants to see
(...)

Y, siguiendo la línea de la liberación linguística de Joyce, por asociación inmediata a partir del dúo de Liverpool, pensar también en este fragmento de "I am the Walrus".

(...)
Yellow mother custard,
dripping from a dead dog's eye.
Crabalocker fishwife,
pornographic priestess,
Boy, you been a naughty girl
you let your knickers down.
(...)

¿Cuántos Nohombres somos? Quizá todos, y solo existen unos pocos hombres, los que van más allá, los que hablan, los que no callan. De cualquier forma, sin son pocos, ellos conocen todas nuestras estupideces.



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